29 de julio de 2012

B-SS.

Cuando he vuelto a casa no sabía muy bien que hacer: si besar el router de banda ancha o si abrazar mi cama. Ha sido algo así como raro. Lo que ha dado lugar a una cervezi bien fría para entrar en sueño y dormir forever and ever. 20 días de vacaciones. Vacaciones en mi casa. En mi casa-casa. Quiero decir, en casa de mis padres. Y queráis o no, se agradece. Mucho. Porque tengo un cacao mental enorme. Os explico: en mi piso de Bilbao no me siento como en casa, y en mi casa-casa no me siento como en casa tampoco. No estoy loco. Pero sea lo que sea, aquí está mi gente, mis amigos, mi familia, mi todo. Me miro al espejo, recién levantado. Esas ojeras, esos ojitos de sueño y este pelo impeinable que tengo. Me rindo. Antes de ponerme más asquerosamente sentimental aún, voy a depilarme. Con cera. Para sufrir y ponerme bizco del dolor. Que la cafeína ya no me hace el mismo efecto. Buenos días.


No hay comentarios:

Publicar un comentario