17 de noviembre de 2012

Paraíso artificial.

Las tardes azul oscuro acompañadas de lluvia son mis mejores amigas para sobrellevar la resaca. Una cervezita para adentrarme en los mas profundos de mis sentimientos, y pensar, y pensar. Tendría que dejar de pensar tanto. Eso me dicen. Eso pienso. Pero no lo hago. Me gusta el otoño, pero hasta cierto punto, claro. Cuando una hoja te golpea en la cara agresivamente, ya no es tan bonito. Y si estás rodeado de una multitud de gente, menos. En ese caso sólo te queda una opción: despegarte la hoja de la cara con la poca dignidad que te quede, que será poca, y tirar para delante.

Me embadurno las manos de crema. Las llevo a la nuca y me doy un ligero masaje, en círculos y presionando. Qué fiesta anoche. Qué bien huele esta crema. Qué sueño. Qué cerca mi cama.


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