2 de abril de 2013

Noches atemporales.

Nunca voy a aprender a quitar el teletexto de la tele. Nunca. Lo mejor es presionar todos los botones hasta dar con el correcto. Tampoco sé, por muy estúpido que parezca, dormir con la ventana cerrada. Respirando el mismo oxigeno toda la noche. Con ese silencio penetrante. Quizás sea un principio de claustrofobia. Me da igual. El ruido de la calle me da seguridad. La lluvia y el viento me relajan. Da lo mismo el frío que haga. Después Yeray con catarro.

  Cuatro treinta en la madrugada. No puedo seguir con este ritmo de vida. Insomnio puto. Tengo que acostumbrarme a levantarme antes. Miro por la ventana. A estas horas no habrá nadie despierto. Hay alguna que otra ventana con la luz encendida. Me imagino que madrugadores, pajilleros o azafatas. Vivo cerca de una residencia de ancianos, y sin lugar a dudas es el edificio con más luces encendidas de toda la calle. Me hace pensar en la vida y me pone triste. Me hace pensar en muchas cosas.

No consigo dormir; tengo que dejar de pensar tanto.



2 comentarios:

  1. Madrid está loca, y si tienes insomnio te vuelve loco a ti. (Pero siempre quedarán las series absurdas con los subtítulos del teletexto mientras oyes, con la ventana abierta, llover.)


    M.

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  2. Yo tampoco aprenderé nunca a quitar el teletexto, es un invento del diablo... en fin, me ha encantao tu blog, y me quedo por aquí leyéndote. Muacs!

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