25 de junio de 2012

No hubo ninguna hoguera.

Los días de resaca van acompañados de litros de agua, siempre. No me estoy dando cuenta de lo que está pasando en mi vida, de lo que me está pasando a mí. Quizá sea que no quiero darme cuenta. Una semana. En una semana pueden pasar muchas cosas y puede no pasar nada. Pero va a pasar. Y yo soy un chico muy sencillo y reservado. No me gustan los cambios y a la vez me apasionan. Me hacen pensar. Pienso todo el día. Me distraigo, pierdo el bús, se me quema la comida y sonrió y hago muecas con la cara. No estoy loco. Mi vida está cambiando, eso es inevitable. No quiero aceptar que llega el verano, acababa de asimilar que era invierno cuando de repente me tengo que despelotar y alimentarme a helados. Pues no. Con lo rico que es dormir enrollado en un edredón o llegar a casa y pegarte a la estufa. El verano saca lo peor de todo el mundo: sudas, te quemas, te tienes que depilar... Me niego. Voy a seguir bebiendo agua. Soy un pato. Me atraganto. Paz, hermanos.



No hay comentarios:

Publicar un comentario