13 de marzo de 2011

impotencia.

Cuando te has guardado esas ganas inmensas de soltarle un guantazo y partirle todos y cada uno de sus dientes, o por no haberlo asfixiado con una bolsa del Eroski, y ver como se ponía morado. Llorar, no de dolor ni pena, sino de impotencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario