23 de octubre de 2011

El eslovaco, y su sobaco.

Corriendo hacia los chinos mas cercanos, los de la plaza Guipúzcoa, típico, me he comprado un bote de purpurina dorada de la que me he enamorado. El bote grande que costaba lo mismo que el pequeño, absurdo. Y es que últimamente ando super creativo. Pegando brincos por todos lados como un estúpido. Sin rozar lo cursi, eso nunca. Estoy enfermo, hasta el culo de trabajos. Y estoy ¿Feliz? Mi madre me mete droga en el café de la mañana, seguro.










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