28 de octubre de 2011

Chicles antidepresivos.

Hoy es un día vago, lento. Frío y lluvioso. Hoy me aburro. Mi boca se aburre. Y para entretenerla mastico chicles. Primero me meto uno, al poco rato otro. Y cuando me quiero dar cuenta, me he quedado sin chicles. Son las cinco de la tarde, tengo que hacer algo con mi vida. Quizás me levante a prepararme un té. Quizás. La casa está en silencio. Como cuando algún desconocido toca el timbre de casa y nos quedamos todos callados. Odio el gotelé, pero no puedo imaginar mi vida sin él. ¿el? ¿él? Da igual. Ello. Mi vida no sería la misma sin esos goterones de pintura mal-salpicados con un cepillo de dientes desgastado. Creando figuras de animales o cosas sin sentido super divertidas. Quiero vivir en un anuncio de All Bran, y que me traigan un tazón con almohadillas de chocolate a la cama. Pero sé que no va a ser así, me meto otro chicle a la boca.

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